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-225- Explicación para los niños ¿Lo habéis oído mis queridos nií'ios?.. Presentan a Je– sús un pobre paralítico postrado en su camilla, y Jesús... como si no se diera cuenta de su enfermedad corporal, le dice enseguida; «hijo mío, te son perdonados tus pecados». Pero Señor, podríamos decirle nosotros... ¡¡si este hom– bre no viene a confesarse ahora.. , Jo traen con la espe– ranza de que Vos lo curéis de su terrible mal!! ¡Esta ob– servación se le ocurre a cualquiera y los niños la formu- . lan enseguida! pero Jesús ya sabía lo que ibais a pensar vosotros; y para vosotros precisamente dijo las palabras anteriores, muy en conformidad con la disposición del al– ma de los que éargaban la camilla, y del mismo enfermo. Porque, efectivamente, refiriéndo este caso otro Evan• gelista, pone unas circunstancias muy minuciosas para ma– nifestar la fe, la confianza y el empeño de aquellos hom– bres en llegar hasta donde estaba Jesús. Este había en• tracto en una casa pequeña de Cafarnaum y, en cuanto lo supo la gente, rod~aron la ·casa en gran número: no se podía entrar por ninguna parte; es lo que suelen hacer lo niños cuando se encuentran en circunstancias pareci– das; forman una muralla tan compacta, empujan por to– dos lados tan fuerte que nadie puede arrimarse ni saber de qué se trata. ¿Cómo pasarían aquellos hombres con su 15

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