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-223- nipotente demuestr~ que el Hijo del Hombre que lo lle– va es aun tiempo ~ismo el Hijo de Dios. ! Argumento moral Y con ser tan concluyente la argumentación por et milagro de la Divin:idad de Jesucristo, no es el milagro, la finalidad de su M.isión, es la doctrina, :es la Reden– ción. No vino El a(mundo a trastornar las leyes físicas, por las que se rige,! vino a santificar a los hombres, a levantarlos de lo n~tural a lo sobrenatural; el milagro. es solo un medio d~ comprobación para los incrédulos; «signa infidelibus, non fidelibus», dice el Apóstol. Para, nosotros, que somo~ fieles al Maestro y confiados súb– ditos del Sefior, es~á su palabra, su amor, su Sangre, su adorable Person~ a quien creemos por ser quien es; nuestra fe religiosaino se objetiva por el milagro; no se. patentiza el misteri& de la verdad revelada por lo que vemos y palpamos ~n lo prodigioso ,de un hecho, sino· que comenzamos pór creer en su posibilidad desde que aceptamos la Divinldad de Jesucristo, y el poder sobre- . natural que se invoci:a cuando en su nombre se pide una: sefial milagrosa: hacemos honor a la veracidad de Dios y a la palabra de su: Verbo Encarnado: y la fe así, viva y amorosa, nos just¡fica e inspira nuestra vida cristiana .. Fijémonos en la frase evangélica del caso que hoy estudiamos, que «Je'~ús, viendo la fe de los que llevaron, a presencia al paralítico y la del mismo enfermo», lo perdonó bondadosamente: y si curó su mal corporal fué . por demostrar, a éliy los insidiosos observadores que,
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