BCCCAP00000000000000000001106

-220- que Jesús penetra en las intimidades de quienes lo juz– gan blasfemo, ve sus pensamientos, sorpréndelos in fra– ganti, es Dios que escudriña sus intimidades y las de– nuncia. Solo Dios puede dominar la naturaleza, detener el proceso de una enfermedad que, en su desarrollo, es una vida parasitaria, o restablecer las células vitales rígidas por parálisis o por la muerte. Y ven que Jesús ejecuta esta maravilla sin esfuerzo, sin el factor tiempo ni otro medio alguno natural; es Dios; dice El mismo que perdona los pecados como Hijo del Hombre, es decir, como Dios Humanado: ¿por qué ha de ser ello una blasfemia? He aquí tres milagros en siete líneas de la página evangélica dedicadas a la sorprendente escena de la casa de Cafarnaún. Tres milagros patentes toda– vía ante nuestros ojos como tres hechos históricos, que deberían satisfacer la razón exigente de los continuado– res del acecho en tomo de las palabras y obras del Di– vino Maestro. Jesús penetra los pensamientos de los hombres; Jesús purifica todavía las almas y las eleva a la santidad; Jesús domina hoy como ayer las leyes de la naturaleza sanando los cuerpos. Jesús con su penetración divina se anticipó a todos los tiempos y previno las objeciones de la razón humana a su doctrina, de tal manera que, en decurso de veinte siglos, no ha habido herejía; negación o error que no halle plena refutación en el Evangelio, ni dogma católi– co qua no esté contenido en la revelación cuyo eje y complemento es Jesucristo; con El se cierra el ciclo de las revelaciones que forman el tesoro de la doctrina de la Iglesia; el Apocalipsis, el último libro canónico, en– laza el mesianismo y la era apostólica con la revelación

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz