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-210- selecto del género humano: pero que sea algo más que hijo de David, no... eso no. Se inventan cada día peregrinas teorías para ex– plicarse la coincidencia en la Persona adorable de Je– sucristo de tantas sefiales y de tantos acontecimientos y de tantos síntomas reveladores de algo misterioso: muchos católicos que lo confiesan cultivan en su ima– ginación y en su vida emotiva mil y mil invenciones y afectos con que rinden homenaje al sabio, al bueno, al santo, al libertador del pueblo, al mártir de una doctri– na; pero tienen ideas más que confusas sobre las inti– midades del Cristo: no entienden ni parece querer en– tender lo que el catecismo dice y repiten los niños: Jesucristo es Dios y Hombre. Menor que el Padre se– gún su Humanidad, 1gual al Padre por su Divinidad: Mensajero de paz y de bien y de luz en nombre del Padre, y, como el Padre, Dios, juez de Vivos y muer– tos, que pudo nacer y morir como hombre, pero que co– mo Dios ni nace, ni muere, porque es eterno. Tal lo des– cribe la profecía, tal lo proclama la historia: el pasado y el presente proyectan la misma luz. Quien no la ve, es porque tiene cerrados los ojos: cerrados como los tenían los contumaces contradictores de Jesús en Je– rusalén y que prepararon la ruina del pueblo judío por remover el fundamento de su Historia, la divinidad del hijo de David: ceguera incomprensible que acarrea siem– pre la ruina a los pueblos cristianos en cuanto se desen– tienden de la Redención afectuada por Cristo el hijo de Maria e hijo de Dios. Esta es la clave de toda la histo– ria y será la piedra de escándalo para todos los rebel– des, hipócritas o declarados.
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