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Decimoséptimo Domingo después de Pentecostés El hijo de David según la carne es Hijo de Dios. por su generación eterna. Jesucristo es Dios y hombre; tal es la afirmación fundamental del Cristianismo. Evangelio según San Mateo (Cap, XXII), En aquel tiempo se llégaron a Jesús los fariseos, y uno de ellos, doctor de la Ley, le preguntó para tentarle: Maestro, ¿cual es el mandamiento princi– pal de la Ley? Respondió/e Jesús: Amarás al Señor . Dios tuyo de todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente... Este es el máximo y primer mandamiento. El segundo es semejante a este, y es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos está cifrada toda la Ley y los profetas. Estando aqui juntos los fariseos, Jesús les hizo esta pregunta: ¿Qué os parece a vosotros del Cristo o Mesías?¿ De quién es hijo? Dicente; de David, Replicoles: ¿Pues-cómo David en espirita profético le llama su Señor, cuando dice: Dijo ·et Señor a mi Señor; siéntate a mi diestra, mientras tanto que Yo pongo tus enemigos por peana de tus pies/ Pues si David le llama su Señor, ¿cómo cabe que sea hijo suyo? A lo cual nadie pudo responder-