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-194- giendo los primeros puestos en la mesa, les propu– so esta parábola, y dijo: Cuando fueres convidado a bodas, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya otro convidado de más distinción que tú; y sobreviniendo el que a tí y a él os convi– dó, te diga: Has lugar a este; y entonces c012 son– rojo te veas precisado a ponerte el último. Antes bien, cuando fueres convidado, vete a poner en el último lugar, para que cuando venga el que te con– vidó te diga: Amigo, sube más arriba. Lo que te acarreará honor a vista de los demás convidados. Así es que cualquiera que se ensalza, será humilla– do; y quien se humilla, será ensalzado. Aclaración literal del texto Muy empecinados estaban los escribas y fariseos con las interpretaciones que daban a la Ley mosáica cuando, los extremos ridículos a que llegaban y Jesú-, les hacía notar, no acababan de hacerles entrar en razón. Había Jesús vuelto a Perea del lado occidental del Jor– dán, y los rabinos le presentan de nuevo el obligado tema de la observancia del sábado, a propósito de la curación milagrosa que había concedido a una pobre mujer encorvada hacía diez y ocho años; ya estaban escandalizados los legalistas: no se podía hacer aquello en sábado; y, aunque el aplauso popular retenía sus fu– rores contra el Divino Maestro, el jefe de la sinagoga se creyó en el caso de amonestar al público que si que– rían recibir semejantes favores, tenían seis días en la semana, pero que no los pidieran el sábado.

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