BCCCAP00000000000000000001106

Decimoquinto Domingo después de Pentecostés La predilección marcada que jesús tiene por las madres demuestra que nadie puede ofen– derlas sin herir el Corazón Divino: ni degradar– las, sin negar las páginas más hermosas del santo Evangelio. Evangelio según San. Lucas (Cap, VII). En aquel tiempo iba jesús camino de la ciudad llamada Naín, y con El iban sus discípulos y mu– cho gentío. Y cuando estaba cerca de la puerta 'de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda,· e iba con ella grande acompañamiento de gente de la ciudad. Así que la vió el Señor, mo– vido de compasión, le dijo: No llores. Y arrimó– se y tocó el féretro, y los que lo llevaban sepa– raron. Dijo entonces: Mancebo,· Yo te lo mando, levántate. Y luego se incorporó el difunto, y co– menzó ci hablar; y Jesús lo entregó a su madre.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz