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-171- una de esas florecillas, que hoy están en el campo y mañana secas en el fuego; pues si el Señor prodiga tan solícitos cuidados a los lirios y a los pájaros ¿cómo se cuidará del hombre? ¿qué razón hay para que nos afane• mos angustiosamente por esas. cosas que Dios da a las criaturas inferiores que sirven al hombre? ¿Será digno de Dios poner nuestro destino en cosas de que hasta las .moscas gozan?.. y qué adelantaríamos en definitiva con tantos afanes, si no ·está en nuestra mano hacer cre– cer un cabello en nuestra cabeza, ni aumentar a nuestra estatura una sola pulgada? Argumentación divina y concJuyente; pues, si dependemos de Dios en todo, y Dios provee aun a los animales ¿cómo no fiarnos de Dios? Ofensa es por tanto, a su Providencia paternal la J excesiva solicitud por las cosas de la tierra: no es ella I nuestra herencia; en cambio, es prueba de ser discípulo de Jesucristo afanarse por el cielo, poner la tierra por pedestal para alzarse hasta allá, pisarla, dominarla y no servirla, sino servir a Dios nuestro verdadero y único Sefior, y en cuyas manos está nuestra vida de la tierra y nuestra vida eterna del cielo. Argumento Apologético Esta doctrina sencilla y sublime es la condenación de la avaricia, enfermedad endémica de la raza judía, de– testada por toda alma bien nacida, que ve en la fiebre de las riquezas la negación :de Dios y la semilla de to– das las disensiones entre los hombres. En cuanto el espíritu humano olvida et Evangelio, cae en ese abismo, concentra sus energías en ta pose-

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