BCCCAP00000000000000000001106

-162- no ya legal como la que podían ostentar tos hebreos, sino interior y realísima que pueda ostentarse ante la vista del mismo Sefíor ofendido. También nosotros te– tenemos un Sacerdocio con plenos poderes de J esucris– to que dijo a los ministros de su Justicia y de su Miseri– cordia: «aquellos a quienes vosotros perdonareis los pe– cados, Ies;serán perdonados: y a quienes se los retuvie– reis les serán retenidos». Fijémonos además, en la ven– taja trascendental del veredicto encomendado a nues– tros sacerdotes; Jesús envía a los pontífices judíos, se– res limpiados por su amor omnipotente: aquellos no po– dían sino declarar ante la ley que ya no eran leprosos. Pero ahora les encomienda recibir a los leprosos verda– deros, deseosos sinceramente de ser curados; y la ab– solución sacerdotal limpia «ex opere operato» al alma del pecado: el que se presentó manchado tiene un sig– no externo sacramental que le da la certeza moral de que ya es amigo de Dios y coheredero de la sociedad de los santos en la tierra y en el cielo. ¿Podía faltar et sacramento de la recociliación en la admirable econo– mía de la redención? El Bautismo es un signo sensible de que estamos limpios del pecado original: pero el Bautismo no nos hace impecables. Si no existiera otro sacramento para las recaídas y repetidas culpas perso– nales, la Redención dejesucristo quedaría frustrada en la inmensa mayoría de los hombres; y si este sacramen– to no fuera sensible exteriormente en su recepción, ca– receríamos de una prueba exterior del perdón recibido. Ahora bien: dice Sto. Tomás: «Todo lo que es necesa– rio existe»: y podemos completar este aforismo para nuestro propósito, que existe y que es de sí manifiesto,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz