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- 155- nuestro hermano y compafiero, nuestro maestro y amigo, nuestro fiador y redentor, y se dejó matar por salvamos. Si se hubiera contentado con deplorar nuestros males quedándose El feliz en su cielo con los ángeles, ¿de qué nos sirviera su compasión. Vosotros por tanto, mis que– ridos nifios, desde ahora habéis de ser como el piadoso samaritano, tened a gala el hacer el bien al prójimo quien quiera que sea, aunque no le conozcáis, aunque alguna vez os haya hecho algun mal; guardad un poquito de lo que os sobra para obsequiarlo a los nifios pobres; no los desprecieis jamás, que ellos están bajo el amparo espe– cíalísimo del Padre que todos tenemos en el cielo.

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