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- 152- Explicación para los niños Estoy seguro de que, si los niños que me escuchan hubieran pasado por el camino donde yacía aquel pobre hombre robado y mal herido por ladrones, no hubieran se• guido de largo, sino que se hubieran detenido, lo hubie– ran rodeado mirándole entre compasivos y curiosos; al• gunos hubieran corrido al mesón vecino a dar aviso de lo que ocurría, y otros, tomando el oficio de policías, se pu– sieran a correr por los alrededores a ver si descubrían el rastro de los facinerosos; las niñas, entre tanto, llorarían de sentimiento, algunas limpiarían la sangre del herido con sus pañuelos, y otras espantarían las moscas para que no se cebasen en él; dejarlo allí tirado abandonado solo? no, de ninguna manera; ¿no es verdad?.. Se necesi• taba ser tan farsante y tan duro de corazón como aquel sacerdote judío y aquel levita judío para los cuales no ha– bía razón ninguna de molestarse ante la desgracia de un hombre desconocido y que nada les interesaba. Así se explica que un escriba, es decir, uno de los sabios legistas judíos, cuando Jesús le recuerda el man– damiento de amar al prójimo, pregunte: ¿y quién es mi prójimo:? cualquiera niño cristiano le hubiera respondido que todos los hombres somos prójimos unos para otros, y que no podemos excluir a ninguno de nuestra compa– sión y caridad.
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