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CONF. VI.-VIRTUDES NECESARIAS. 89 do en todas las cosas con la mayor discreción y circuns– pección que sea posible... 3. LA PACIENCIA La paciencia es una virtud moral necesaria a tod0 hombre y a todo religioso, pero de una manera singular a los que presiden y rigen; porque no ya tienen que su– frirse a sí mismos, sino también a todos sus súbditos. Con la paciencia se hace más llevadero lo que no se puede re– mediar, dijo Horacio: Levius fit patientia, quidquid cor– rigere est nefas (6). San Buenaventura pone la paciencia como la tercera ala de los Prelados y aduce las principales razones para demostrar la necesidad que tiene de ella. 1 .ª En primer lugar, requieren paciencia los traba– jos y cuidados y ocupaciones que de diversa manera vie– nen al Prelado. Le apremia, en efecto, un cuidado conti– nuo, ya en cuanto mira por la disciplina espiritual, ya en cuanto procura sustento corporal (7) . 2.ª "El Prelado necesita la paciencia en vista del moroso aprovechamiento de aquellos para cuyo bien se desvela sin cesar. Mira, en efecto, cuán pocos van pro– gresando; mira cuán fácilmente vuelven a relajarse las observancias que, merced a sus esfuerzos, venían impo~ niéndose, aunque con mucho trabajo y en reducido gra– do, y cómo a causa de esto y demás dificultades e impe– dimentos, enemigos del medro espiritual, llevan camino de resultado estéril, cómo la semilla que se siembra es (6) Carm., I, 24. (7) De sex alis Seraphim, cap. IV, n. 2. Obras de S. Buena– ventura, t. IV, p. 515-516, B. A. C. Madrid, 1947.

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