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86 GUÍA DE SUPERIORES a tu pueblo con justicia, y seré digno del trono de mi padre" (3). Sabia decisión. Después de haber deliberado con madurez, es necesario decidir con sabiduría aquello que nos pareciere mejor delante de Dios, sin andar con vaci– laciones excesivas. Los titubeos, las dilaciones e indeci– siones..., hacen el gobierno débil y relajan la discipli– na. Es necesario un sí, o un no categórico, resolutivo... Buena ejecución. La ejecución exige tres cosas: previsión, circunspección y precau,eiones. Previsión de los esfuerzos, de los obstáculos, de los medios necesarios para la consecución del fin. Circunspección, consideran– do las cosas y las personas como son y por todos sus lados y circunstancias. Tomar las precauciones. para no ser sorprendidos por el enemigo de la astucia o de la malicia. 2. DISCRECIÓN Para proteger la prudencia se necesita la discreción, o circunspección discreta, la cual propone Sa1:1 Buena– ventura como la quinta ala del Serafín. El Santo Doctor dicen que el Prelado necesita dos maneras de circunspec– ción: Una para saber qué se ha de hacer, y otra para saber cómo se ha de hacer. La razón es porque el acto bueno, si no se hace bien, no es de todo en todo bueno, es decir, como conviene. Dice San Bernardo: "Quita la discreción, y la virtud se convertirá en vicio. Sin la dis– creción, el celo se precipita; sin la discreción, la compa– sión condesciende en todo y por todo so color de piedad; sin la discreción, la misma paciencia hace remiso al Pre- (3) Sap., IX, 1-2, 10-12.

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