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CONF. V.-OTROS DEFECTOS FUNESTOS 81 el cuerpo y fácilmente puede degenerar en un f erninis– mo peligroso y sensual. 6. DEPORTISMO MODERNO Estamos en el siglo del deporte. En todas las nacio– nes se propaga y se fomenta el sport de toda clase y en todo tiempo. Este espíritu deportista ha penetrado también en los conventos, especialmente entre la juventud. Se habla continuamente de campeonatos, de records ... Se devo– ran los periódicos, se aglomeran en las radios, interesan a los jóvenes como acontecimientos de primer orden ... El deporte, como todas las cosas, debe moderarse aun entre los seglares. Si se trata de religiosos, no sólo deben ser moderados, sino también convenientes a nuestro estado. No se pueden practicar los deportes que son contra la decencia, contra la modestia, la pobreza, la observancia, etc. En algunas Provincias se malogran y pierden voca– ciones a causa del deporte excesivo y poco modesto... En una alocución a los deportistas, decía el Papa: "La sana doctrina enseña a respetar el cuerpo, pero no a esti– marlo más de lo justo. La máxima es ésta: cuidado del cuerpo, fortalecimiento del cuerpo, sí; culto del cuerpo, divinización del cuerpo, no; como tampoco divinización de la raza y de la sangre y de los principios somáticos o ele– mentos constitutivos. El cuerpo no ocupa el primer lu,. gar,_sino el alma espiritual. Primero, el adorno del alma con las virtudes cristianas y religiosas, luego, el cui– dado moderado del cuerpo, según los sanos principios de la vida cristiana... " 6

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