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CONF. XII.-DE LA EDUCACIÓN DE LA JUVENTUD 173 Mortificación del amor propio, de las pasiones, de los caprichos, de las delicadezas ... La severidad de la obser– vancia regular, los ideales de verdadero Fraile Menor, el amor a la Iglesia, a la Orden y a todo aquello que forma un capuchino ejemplar... Los Maestros sean padres, no sean crueles pedago– gos, aunque tampoco deben condescender con todo, dejar pasar todo... Los que no den fundadas esperanzas en el Naviciado de ser buenos capuchinos, fuera con ellos. Es mejor que salgan antes de hacer los votos, que después de hechos. 3. Colegios Mayores. La educación de nuestros Co– ristas en los Colegios de Filosofía y de Teología se suele confiar a los Directores y a los Lectores o Profesores. La importancia de la educación integral en estos Centros Mayores se deduce del sacerdocio y del apostolado al cual aspiran. 'fados los que están al frente de la forma– ción de nuestros clérigos debían estudiar detenidamente la magnífica Encíclica Ad catholici sacerdotii, de 20 de diciembre de 1935, del inmortal Pontífice Pío XI, donde trata admirablemente este asunto ... Entre otras cosas, dice: "At si tan grandis est catholici sacerdotii dignitas, si tam eximias postulat animi dotes, consequitur indidem, necessarium omnino esse ut sacrorum alumni recta con– sentaneaque ratione instituantur ... " (13). Que se enseñe la aritmética, la geometría, la física, la historia, las ciencias naturales, la filosofía, la teología, el derecho, poco importa. El educador sabrá poner un ejem– plo, hacer una aplicación, un relieve moral, una máxima ascética, religiosa, que excite a los jóvenes. a la virtud, al amor a la Iglesia, a la Orden, a la Provincia... El Profesor (13) Cfr. Enchir. Relig., n. 367, p. 507.
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