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150 GUÍA DE SUPERIORES los demás, a fin de que se salven" (8). En verdad que, es– tando libre o independiente de todos, me he hecho siervo para ganar más almas (9). Recordad cómo San Pablo en su viaje de Grecia a Je– rusalem, en Mileto, mandando recado a Efeso, convocó a los presbíteros de la Iglesia y les dirigió un patético dis– curso, diciéndoles entre otras cosas: "Yo sé que después de mi partida se introducirán entre vosotros lobos bra– víos, que no perdonarán la grey; y de entre vosotros mis– mos surgirán hombres que enseñarán cosas perversas para arrastrar a los discípulos en pos de sí. Por lo cual vigilad, recordando que durante un trienio, noche y día, no cesé de amonestar con lágrimas a cada uno en particu– lar... " (10) . Y después, diciéndoles que no les vería ya más, "doblando sus rodillas oró con todos. Y hubo gran llanto en todos, que, echándose sobre el cuello de Pablo, le besaron con ardor, doliéndose sobre todo por la pala– bra que había dicho, que ya no habían de contemplar más su rostro. Y fueron con él acompañándole hasta la nave" (11). La caridad trae consigo muchas cosas: la unión de corazones, la docilidad de las voluntades, la paz del alma, el mutuo apoyo, la felicidad y el contento de todos los miembros de una Comunidad. :BJngendra el espíritu filial, el respeto, la confianza, el amor al Superior. Da a éste sentimientos de padre y la solicitud y ternura de madre. El amor es fuerte como la muerte, dice el Espíritu Santo (12). Es imposible, añade San Agustín, expresar (8) I Cor., X, 33. (9) 1 Cor., IX, 19 y sigs. (10) Act., 20,18. (11) Ibid., 20, 18-38. (12) Cant., VIII, 6.
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