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CONF. XI.-DE LA CARIDAD FRATERNA 149 apóstoles y discípulos, con los pecadores, con los enfer– mos, con los ignorantes, con los pobres, con los pequeñue– los. Envía a sus apóstoles por el mundo como corderi– llos entre lobos; como padres y no como amos; les consti– tuye ángeles de paz, de dulzura, de caridad... Dóciles a las enseñanzas de Jesús, todos los santos han sido verdaderos padres para con sus inferiores; San Pedro dtce a los presbíteros: "Apacentad la grey de Dios que está en vosotros, gobernando no por fuerza, sino de grado, según Dios; y no por torpe lucro, sino por inclinación del corazón; no como dominando despótica– mente en las que son porciones de la he11edad (de Dios), sino haciéndoos modelos de la grey; y cuando apareciere el Supremo Pastor, obtendréis la inmarcesible corona de la gloria (2). San Juan, el Apóstol del amor, con insistencia incul– ca la caridad: "Charissimi, diligamus nos invicen" (3); "qui non diligit, non novit Deum" (4); "Hoc mandatum habenms a Deo, ut qui diligit Deum diligat et fratrem suum" (5), y otras expresiones semejantes. San Pablo escribía a los Gálatas: "Filioli mei, quos ite– rum parturio, donec formaetur Christus in vobis." (6). Di– ce en otro lugar: "No he cesado de amonestar a unos y a otros derramando abundantes lágrimas y orando de conti– nuo por vosotros" (7). En todas las cosas procuro compla– cer a todos, no buscando mi utilidad particular, sino la de (2) I Petr., V, 2-4. (3) I Joann., IV, 7. (4) Ib 1 d., IV, 8. (5) Ibid., IV, 21. (6) Gal., IV, 19. (7) II Tes., I, 11.
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