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CONF. X.-DE LA FIRMEZA DE CARÁCTER Más adelante continúa el Pensamiento, y dice: Pues ningún loco se hallara que más incurable fuera si ejecutara y dijera un hombre cuanto pensara; y así lo parecen pocos, siéndolo cuantos encuentro, porque vistos hacia dentro, todos somos locos, los unos y los otros (9). 3. LA F'IRMEZA ADORNADA DE LA MANSEDUMBRE 143 No es lo mismo ser firmes de voluntad que ser impul– sivos. Los caracteres impulsivos saltan prontamente, co– mo las chispas. En la firmeza se deben evitar, como he– mos dicho, la inconstancia y la terquedad, lo mismo que la irritabilidad, la impetuosidad, la aspereza, la inconsi– deración. No son las lluvias torrenciales las que fecundan el campo, sino las lluvias suaves, continuadas, que van penetrando poco a poco en el terreno ... Los caracteres fuertes, firmes, fácilmente degeneran si no se les pone freno. El freno que deben tener los Su– periores de carácter impetuoso, duro, áspero, intransigen– te, inflexible, es la mansedumbr,e de corazón. Bienaven– turados los mansos de corazón; porque ellos poseerán la tierra. Dice San Gregario: "Así, pues, conviene mezclar la firmeza con la mansedumbre, fusionarlas de forma que (9) Cfr. Clásicos Castellanos. CALDERÓN DE LA BARCA, Autos sacramentales. T. I, p. 6. Madrid, 1951.

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