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CONF. X.-DB LA FIRMEZA DE .CARÁCTER 137 perimentamos que en nosotros hay dos hombres: uno inteligente, activo, de pensamientos elevados, de deseos nobles conformes con la razón, de proyectos arduos y grandiosos; otro torpe, soñoliento, de miras mezquinas, que se arrastra por el polvo cual inmundo reptil, que suda de angustia al pensar que se le hace preciso levan– tar la cabeza del suelo. Para el segundo no hay el recuer– do de ayer ni la previsión de mañana: no hay más que lo presente, el goce de ahora, lo demás no existe; para el primero hay la enseñanza de lo pasado y ia vista del por– venir: hay otros intereses que los del momento, hay una vida demasiado anchurosa para limitarla a lo que afecta en este instante; para el segundo, el hombre es un ser que siente y goza; para el primero, el hombre es una criatura racional, a imagen y semejanza de Dios, que se desdeña de hundir su frente en el polvo, que la levanta con gene– rosa altivez hacia el firmamento, que conoce toda su dig– nidad, que se penetra de la nobleza de su origen y desti– no, que lanza su pensamiento sobre la región de las sen– saciones, que prefere al goce el deber" (4). "Quien se ha dominado a sí mismo, domina fácilmente el negocio y a los demás que en él toman parte. Porque es cierto que una voluntad firme y constante, ya por si sola, y prescindiendo de las otras cualidades de quien la posee, ejerce poderoso ascendiente sobre los ánimos y los sojuzga y avasalla" (5). "Esa fuerza de voluntad que da valor en el combate y fortaleza en el sufrimiento, que triunfa de todas las resis– tencias, que no retrocede por ningún obstáculo, que no se desalienta con el mal éxito ni se quebranta con los cho- (4) J. BALMES, El Criterio, cap. LVIII. (5) !bid.

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