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124 GUÍA DE SUPERIORES El Superior debe ser ordenado en su persona, en _sus vestidos, en su celda, en las cosas de su uso personal. No vivir, como dicen vulgarmente, a la buena, a la bar– tola, a lo que salga, salga... Ordenado en sus trabajos, sus ocupaciones, sus de– beres propios de Superior. Con el orden se gana tiem– po y se economizan fuerzas... Debe ser ordenado en ei hOTario de la casa, no cam– biar a capricho, por fútiles motivos. Hacer que cada cosa esté a su tiempo: el coro, el refectorio, la comida, las misas, el Oficio divino... Ordenado en el horario personal para recibir y es– cuchar a los súbditos en los permisos ordinarios; que sepan dónde está; a qué hora pueden visitarle, hablarle, pedirle permisos, dispensas y tantas otras cosas indis– pensables para la marcha tranquila de la Comunidad... La Comunidad es como un pequeño ejército en el cual cada uno tiene que ocupar su lugar de general o de capitán, disponiéndolo todo con orden y oportunidad. San Lorenzo Justiniano, en las instrucciones que da · a los Superiores para la recta administración de su ofi– cio, no dudó decir que "donde no los hay o donde por su negligencia son como si no los hubiese, es todo con• fusión y desorden; porque se pierde la mutua concor– dia, íaita la paz verdadera, se desprecian las leyes y son mofados sus observadores, el buen orden de la vida re– gular se ve abandonado, la disciplina religiosa se tra– ta con desprecio, la práctica de las virtudes no se en– cuentra, prevalece en todos la propia voluntad, no hay quien quiera gobernarse por otro dictamen que el de su amor propio, de lo que resulta una general relajación, porque no hay cosa más perjudicial a nuestro estado ni

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