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122 GUÍA DE SUPERIORfü:, cual, cuando los demás miembros se dedican cada uno a su trabajo, a todos los preside y a todos los sirve, y, siendo capaz de todas las sensaciones, a todos los go– bierna y a todos transmite, como por redes nerviosas, dirección y movimiento mediante preceptos o permisos de santa obediencia. Por donde la cabeza no se ocupa en función particular alguna, dándose al gobierno de todos los miembros; y así a todos aprovecha, por "todos oye, por todos huele, por todos gusta y por todos habla, lo cual nos indica la manera cómo ha de haberse el Prela– do con los confiados· a su gob;erno. Porque ellos velan, como que han de dar cuenta de vuestras almas, se dice en el capítulo 13 de la epístola a los Hebreos" (2). Los Superiores son las cahezas que tienen que or– denar y vigilar para que todo esté en su puesto; son los pilotos que deben dirigir la barquilla de la Comunidad para que llegue al puerto deseado. Para esto es necesa– rio que tengan orden. Serva orctinem et ardo servabit te ... Si no hay orden en una Comunidad, no puede ha– ber paz. Pax, tranquíllitas in ordine. Para que en una nación, en una Provincia, Comunidad, haya paz y tran– quilidad es necesario que todo proceda con orden. El Beato Diego habla de la conducta que ha de ob– servar el Superior consigo mismo, para que por defec– to de ella no haga su dignidad vituperable. "Para ello ha de ser muy circunspecto y muy mirado en tres pun– tos: Uno, la serenidad de su conciencia, cuidando de que ésta proceda en todo con seguridad y con pureza... Otro, en que debe ser muy mirado en su· porte exterior con los súbditos, así en acciones como en palabras, de modo que con su trato y conversación les edifique y los (2) Cfr. De sex alis Seraphirti, cap. VI, n. 13.
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