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CONF. Vlll.-0B LA DIPLOMACIA EN EL GOBIERNO 119 está mandado en nuestra legislación, la cual ya es bas– tante concreta y determinada. Tampoco multiplicar devociones personales y capri– chosas. Hacer bien lo que está mandado, y lo demás de– jarlo a la diligencia y fervor de cada uno. Terminamos con las palabras de San Bernardo: "Aprended a ser madres de los súbditos, no señores; tra– bajad por ser amados más que temidos; y si alguna vez es necesaria la severidad, sea ésta paternal, no tiránica. Sed madres en tiempo de caricias, y padres en tiempo de ccrrección. Amansaos, deponed el furor; colgad los azotes, enseñad los pechos; vuestros pechos llénense de leche, no se hinchen de soberbia. ¿Por qué hacer pesa– do vuestro yugo en aquellos cuyo peso debéis más bien sobrellevar? Se dice en el capítulo 11 de los Números: Llévalos en tu regazo, como lleva la nod.riza al niño a quien da de mamar, a la tierra que juraste dar a sus pa,.. dres" (10). (10) Apud. S. BUENAVENTURA, o. c.,. cap. IV, p. 515.
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