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CONF. VIII.-DE LA DIPLOMACIA EN EL GOBIERNO 113 que les suministraba, no el pan· de los robustos o la doc– trina de los ya provectos en la virtud, mas sí la suave leche o el alimento delicado que, como a párvulos en el espíritu, les era más adaptable." Continúa el Beato explicando cómo debe conducirse el Superior en la observancia de las leyes, las cuales no inducen todas la misma obligación e importancia, y, por lo tanto, no ha de ser igual la eficacia que ponga para su observancia (2). 2. CÓMO .SE DEBE CORREGIR Y CASTIGAR Este es uno de los puntos más delicados. Es una em– presa ardua y penosa. Si se debe hacer o no, en qué modo y en qué circunstancias... l. ~l Superior debe informarse bien si los defectos son graves o leves, públicos o privados, raros o habitua– les, voluntarios o involuntarios, de fragilidad, de malicia o de carácter, de consecuencias fatales para el bien pú– blico o individual. 2. En la reprensión o punición se guarde mucho el Superior de pensar o hacer pensar que la hace por pun– tillos, por ligereza, con precipitación, con oculta vengan– za, por otros fines humanos o malignos... , como dicen los juriotas ab irato ... Debe parecer manifiesto que lo hace por deber, por conciencia bien formada, para evitar los males y con la esperanza de enmienda. Las Constituciones de los Capu– chinos citan un párrafo admirable sobre los delincuen– tes: "Los Superiores que tuvieren algún súbdito culpa- (2) Cfr. B. DIEGO DE CÁDIZ, La Vida Religiosa, p. 18-19. Se– villa, 1949. 8

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