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CONF, VII,-:-OTRAS VmTUDES 107 lanimidad, humildad sin ignorancia, humildad sin ambi– ción o segundas intenciones... d) · Humildad respecto a los súbditos. Si al Superior se le debe honor y respeto por razón de su autoridad, tam– bién a los súbditos por razón de sus personas. Son hijos de Dios, miembros del Cuerpo místico de Cristo, herma– nos de una misma familia religiosa, quizá a veces con mayores méritos y mejores cualidades. Por esto el Supe– rior no puede ni debe despreciar a sus súbditos, ni go– bernarlos como a esclavos, ni tratarlos como tirano, sino tratarlos a todos con respeto, con cariño, con amor pa– ternal o, mejor, materno, con humildad cristiana, evan– .gélica, franciscana, como ministro y siervo de todos los frailes. San Buenaventura habla admirablemente de la humil– dad del Superior: "Sea -dice-- el Prelado humilde en sus costumbres, demostrando en ellas que no siente al– tamente de sí, ni que está aficionado a la prelacía, sino que la teme y la ocupa por la fuerza, y que piensa que aquellos a quienes gobierna son mejores que él, y que se considera más como criado que como maestro y señor, según se dice ·en el capítulo 22 de San Lucas: El que es mayor entre vos'otros, hágase como el m,enor, y el que manda, como el que sirve. Porque yo estoy en medio de vosotros como el que sirv,e (21), y en el capítulo 32 del Eclesiástico: ¿Rector te 'f)Usieron? No te engrías; sé en– tre ellos como uno de tantos (22). Además, sea el Prelado afablemente humilde, para que los súbditos tengan fácil acceso a él y se atrevan a hablarle confiadamente de las cosas que necesitan; óiga- (21) Luc., XXII, 26-27. (22) E9cli., XXXII, 1.
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