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CONF, vu.--onv.s VIRTUDBS 97 su vida, fuesen espejo de disciplina. Cuando renunció a ser Ministro General de la Orden elevó esta plegaria a Dios: "Señor, te recomiendo la familia que hasta este mo– mento m:e habéis confiado, y ahora que por la enfermedad que vos conocéis, ¡oh dulcísimo Señor!, no soy capaz de tener cuidado de ella, la recomiendo a los Ministros, los cuales están obligados en el día del juicio a dar cuenta delante de Ti, ¡oh Señor!, de si algún IPraile, por su ne– gligencia o por el mal ejemplo o por áspera corrección, se pierde... " (7) . San Carlos Borromeo se dirigía a los Prelados dicien– do: "Vosotros sois los custodios de la viña. Ut quid des– truxistis omnes sepes ejus? Los Prelados están constitui– dos por Dios como sebes o muros para la defensa de la viña; pero con su mal ejemplo y con muchas injusticias la han destruído..." (8). Cuando los religiosos ven que el Superior precede en la vida común, en la frecuencia al coro, en la exactitud, en el trabajo, en el sacrificio, en la observancia, en la humildad, en la caridad, en la obediencia, en la soledad, en el cumplimiento del deber, en la paciencia... , los súb– ditos fácilmente dicen: Sequar te quocumque i,eris (9). San Pedro, exhortando a los presbíteros o ancianos, que son los Superiores eclesiásticos, principalmente los Obispos, dice: "A los presbíteros, pues, de entre vosotros exhorto yo, presbítero también y testigo de los padeci– mientos de Cristo, participante, además, de la gloria que va a manifestarse: Apacentad la grey de Dios que está con vosotros, gobernando no por fuerza, sino de grado (7) Cfr. Specchio di perfezione, p. 73. Firenze, 1923. (8) Cfr. U. MANNUCCI, S. Carló Borromeo e S. Francesco 4i Sales nella Storia della Controriforma, p. 26. Roma, 1910. (9) Matt., VIII, 19. 7

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