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del bohío, su construcción, preparac10n y cultivo del conuco, pesca, caza... Todos se hallan unidos por idénticos intereses de subsistencia, por lo que se ven precisados a desarrollar ese sentido de grupo de forma tan sorprendente. Existe entre ellos una conciencia de grupo y no de mera agrupación 'l yuxtaposición de gentes. Opinamos que, para explicar estas caracte– rísticas del pueblo barí, no es necesario acudir a causas más profundas: proceden de su interdependencia social y económica que el mismo am– biente les impone para su misma subsistencia. Dentro del grupo no se dan clases privilegiadas. Todos se consi– deran iguales y con las mismas oportunidades, salvados siempre los con– dicionamientos de su régimen patriarcal, en el que las mujeres quedan excluidas de poder ejercer ciertos derechos y tomar ciertas responsabi– lidades. Los jefes, como ya hemos visto, no son elegidos por su prestigio o poderío económico, sino por su prestigio personal y sus funciones, más que de mando, son de auténtico servicio al grupo comunal. Los ancianos o «sag'dóu» son también muy considerados en el gru– po; pero sin encontrarse en su forma de gobierno gerontocracia alguna o Consejo de ancianos, como clase especial de mando a la que el grupo se supeditase. Es el grupo como tal, representado en los varones -des– de que llevan el «Tarikbá» o guayuco- el que decide en plan de asamblea comunitaria, y en la que todos son escuchados. La regulación de estas relaciones, además de la experiencia que va acumulando el grupo a lo largo de su historia, se hace derivar de un origen común y sagrado: Sabaseba las fue indicando a los Saimadoyi en todos sus más mínimos pormenores y circunstancias. Los papás, par– ticularmente los ancianos, son los encargados de transmitirlas oficial– mente. La respuesta justificativa al porqué racional -secularizado- de esos preceptos o deseos de Sabaseba siempre es idéntica: «Así nos dicen que mandó Sabaseba a los Saimadoyi 110 • Con este sistema de tradiciones 110. El recurso a Sabaseba para darle carácter fundacional definitivo, «sa– grado» a leyes, costumbres, instituciones... hasta en sus más mínimos detalles aparece constantemente en la conciencia del pueblo barí. Nos encontramos aquí con un fenómeno propio de las culturas primitivas. Su intención es bien 1T1a– nifiesta. Pretenden, así asegurar sus instituciones con fuerzas y normativas «no racionales» para hacer frente a cuaÍquier intento de «secularización» de las mismas que llevaría, sin duda alguna, a desquiciar sus sistemas tradicionales de convivencia. 102

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