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pequeños de lo ordinario con el fin de que se fueran ya entrenando para el futuro, en lo que debería constituir uno de sus trabajos funda– mentales de mayores. Las flechas («Chí»} también se fabricaban de distintas clases y ta– maños. Nos indican cuáles eran sus flechas predilectas y su forma con– creta, según sus distintas aplicaciones: «Kokué»: de punta metálica, de hierro, para caza mayor (em– pleada también en la guerra contra extraños). «Sakbá»: de punta cónica de macana para animales de pluma. «Karadoksá»: de punta aguda de macana, con pliegues en for– ma de estrías dentadas, de menor a mayor apertura. «Schúddá»: chuzos o arpones; varas largas de macana (unos tres metros) de punta agudísima, empleados para la pesca y constantemente afiladas durante ésta, con los machetes («Agda– bái» ), para que no perdiese su finalidad. Hoy se utilizan ya, como hemos dicho, escopetas, machetes de hierro y cuchillos para determinada caza. 2.7. Viaies y transportes Al hablar de las cualidades del pueblo barí, anotábamos cómo una de sus características más sobresalientes era la de ser un gran cami– nante. Sin embargo, por lo que se refiere a los medios de comunicación y transporte, debemos reconocer que se hallaban en una cultura infra– desarrollada. Los barí recorrían grandes distancias; pero con medios totalmente primitivos. Creemos que esta falta de desarrollo en las vías de comunicación y modo de transporte se originaba por su situación económica. El sistema económico barí era muy primitivo, como ya hemos visto: la adquisición y distribución de los medios de subsis– tencia se realizaban dentro de la unidad económica familiar. En sus esquemas económicos no fueron impelidos por la necesidad a intercam– biar productos. Lo que no favoreció en nada la creatividad ni estimuló la construcción de medios de transporte especiales que respondiesen a esas nuevas exigencias. Los batí recorrían largas distancias por tierra. Eran expertos cono– cedores de su selva. Pero siempre lo hadan a pie. Por senderos que, partiendo de la casa comunal, se entrecruzaban por la espesa selva, según las distintas funciones a los que se les destinaba: conducir al 136

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