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EL HOMBRE Y LA HISTORIA EN EDUARDO NICOL 95 cualitativamente. Y estas determinaciones cualitativas son previas a la idea del tiempo como continuidad homogénea y reversible 258. En la explicación de Bergson, la idea de espacio es la primitiva y la de tiempo (símbolo de la duración pura), es derivada de la primera. Esta depen– dencia y derivación se funda en la concepción homogénea del tiempo y del espacio. Sin embargo, el análisis psicológico muestra que nuestra experiencia temporal es primaria y no derivada del tiempo concebido como medio homo– géneo. Recurriendo a un ejemplo, E. Nícol habla de la posible experiencia que podemos tener cuando el tiempo se detiene al contemplar, en la penum– bra de una habitación, una obra de arte. Como que se para el tiempo. Pero, aun en esa situación de experiencia de duración pura, tenemos conciencia del «,aquí» y del <iahora» (que lleva consigo la distinción del antes). Y tales determinaciones, del antes y del ahora, no piden una previa conceptualiza– ción del tiempo homogéneo. Ello es consecuencia de que no todo orden es de magnitud. En nuestra experiencia también hay un orden, aunque no sea cuantitativo. El tiempo vivido se cualifica por la experiencia cualitativa de que está revestido. Siendo cuantitativo el tiempo, ni el ahora tendría sentido, pues no tendría duración, y nada podría estar en su seno. Este aspecto cualitativo del tiempo (que supone un orden, que no es reversible, ni reducible a lo cuantitativo), podemos descubrirlo también exa– minando los hechos que nos trae el recuerdo, hechos que estamos ciertos de haber vivido, aunque no siempre los podamos situar con exactitud en el pasado. En ellos, «el elemento fundamental de nuestra experiencia consiste aquí justamente en que no sabemos cuándo ni dónde vivimos la experiencia anterior; pero sabemos, eso sí, ciertamente, que ya la vivimos antes. Las dimen– siones de la temporalidad -el ahora, el antes y el después- son datos pri– marios y constituyen el orden de la experiencia, aunque sean cualitativos y heterogéneos» 259 • La conclusión es semejante en ambos casos: «La idea del tiempo y del espacio, si bien como tales ideas son también derivadas, lo son de una experiencia en la cual, sin dejar de ser primaria e inmediata, se dan ya el aquí y el ahora, el allá y el antes, como deter– minaciones espaciales y temporales puramente cualitativas. En estas deter– minaciones coopera también la función intelectual, porque dicha función es efectivamente primaria, aunque no lo sean todos los productos de la 258 Con anterioridad a la exposición más amplia que hace de estos temas en PSV, había escrito en VH 110: «1°, la teinporalidad es un dato primario de toda experiencia psicológica. No sólo hay experiencia temporal cualitativa en la experiencia de la dura– ción pura. 2º, La temporalidad, como integrante fundamental de toda ex;periencia, no excluye la referencia al antes y al después; no es necesariamente indeterminada, sino que contiene primariamente en sí, determinaciones cualitativas que no implican la concepción del tiempo (como un medio homogéneo y cualitativo), ni, por consiguiente, la conversión del tiempo en e&pacio. 3°, La temporalidad, como determinación cualitativa de la experiencia no es derivada del espacio ni anterior a él, sino implicada recíproca– mente en la espacialidad, la cual es asimismo un dato fundamental y primario de la experiencia, previo al concepto de espacio homogéneo». Cf. además CRS 94-98. 259 PSV 54.
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