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EL HOMBRE Y LA HISTORIA EN EDUARDO NICOL 93 parte hacia ningún análisis. Ella es un supuesto del que efectúa dicha partida hacia la ciencia provisto de una conciencia tremendamente arma– da de ideas previas» 251. Es difícilmente comprensible que, si el análisis ha de hacerse partiendo del yo fundamental (principio y base del análisis), al término del análisis ese yo fundamental pueda percibir una conciencia inalterada. La segunda cuestión se refiere. al senddo de los «datos». Bergson cree que lo dado es lo simple y lo primario. Y entiende por tal la duración y el yo fundamental (descubierto a través del vigoroso esfuerzo de análisis). Frente a ello, E. Nícol afirma que «lo dado es lo que se da sin más, es decir, sin comentarios ni propósitos de análisis. Lo que verdaderamente interesa es lo dado en las experiencias fundamentales de la vida. Una de ellas consiste justa– mente en preguntarse por estas experiencias fundamentales y por lo que en ellas se da» 252. Hay, entonces, como dos momentos diversos: 1) Uno de aceptación ingenua, en el que no existe problema ni en el modo como la realidad se da ni en el modo como yo la acepto. 2) Otro en el que nos preguntamos sobre nosotros mismos; una etapa superior en la que queremos descubrir si el orden auténtico es el que poseía– mos pacíficamente con anterioridad. Mientras que Bergson (influido por los positivistas) cree que lo que ha obtenido al final del segundo momento es lo dado, E. Nícol piensa que ha <le corregirse la terminología en el sentido siguiente: 1) Es igualmente fundamental lo dado tanto en la conciencia ingenua como en la conciencia de auto-inspección. Lo fundamental está patente en todo tipo de experiencias. Consiguientemente, lo fundamental no está encu– bierto por lo adventicio, como era el caso de Bergson en donde el yo fun– damental aparece velado por el yo superficial. 2) Lo inmediato no es lo previo a la elaboración intelectual. Lo inme– diato ha de estar presente en todos los esttatos de la conciencia. Bergson, sin embargo, cree que lo inmediato es lo descubierto por el análisis, es decir, el · yo fundamental, tapado por la elaboración del tiempo homogéneo del yo superficial. Estrictamente hablando, hasta los análisis de Bergson se pondrían en contra de sus mismas conclusiones. Pues «lo que más propiamente debería– mos llamar dato sería lo que se encuentra en ese yo superficial, a saber, la idea del tiempo como un medio homogéneo, espacializado, y no la dqración pura que pertenecería al yo fundamental y profundo» 253 • Pues, de hecho, en las situaciones normales de nuestra vida, no tenemos la experiencia de la duración pura, sino la del tiempo homogéneo, una experiencia primaria 251 PSV 47. 252 PSV 48. 253 Ibid.

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