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EL HOMBRE Y LA HISTORIA EN EDUARDO NICOL 179 quebranta un principio fundamental para la existencia de la comunidad humana: la continuidad histórica 607 • 2º) Respecto de las relaciones interhumanas: Se rompe la hermandad ontológica (anterior conquista del cristianismo) y «la nivelación jerárquica de los hombres se produce de manera automática de acuerdo con la magnitud del poder que cada cual logra acumular» 608 . 2) Vico Sobre este autor, E. Nícol se limita a mencionarlo de pasada en dos brevísimos pasajes. Indica cómo tampoco el hombre es protagonista de la historia en su concepción. La historia se rige por una ley que salva la racio– nalidad en la sucesión, regular y uniforme, de las etapas históricas. No duda E. Nícol en calificar de «externa» tal ley, porque «se Jimita a esta– blecer unas coincidencias de modalidad en las distintas evoluciones histó 0 ricas, pero no da la causa y razón de esta regularidad del proceso. Una solución adecuada y completa tenía que explicar la forma o estructura ex– terna del proceso por una causalidad interna» 609. c) HEGEL No merece mucha más atención la filosofía de Hegel en Los principios de la ciencia. E. Nícol le reconoce el mérito indudable de haber restablecido los dos principios de toda causalidad histórica bien estructurada, tras el parén– tesis de las primeras filosofías de la historia: 1) La unidad del proceso. 2) La comunidad universal 610, La fuerza motriz de la historia es el dinamismo del espíritu y las historias nacionales (presentadas como átomos aislados en el pensamiento histórico anterior) se integran en un sistema histórico del universo. Hegel no se habría limpiado perfectamente de algunas deficiencias de los anteriores pensadores. Tal sería el caso de la encarnación del espí– ritu en sujetos particulares (cada pueblo, cada cultura, etc.) y la uniformidad de la evolución en dichos sujetos (la dialéctica). Pero su expresa y clara afirmación de la herencia, de la continuidad, salvaría la historicidad del proceso 611, · 607 Ibid. 608 PC 225. El poder puede tener varias fuentes de origen: las armas, el dinero, la personalidad, etc. Pero, al regirse todo por el principio del poder, la vida, más que humanidad, es lucha con urt rival o adversario. Esta filosofía de la historia tendría, en última .instancia, como ontologfa, la discordia, la guerra, tal como Hobbes la enunció, filósofo al que E. Nicol considera también continuador del pensamiento de Maquia-velo. 609 PC 233. Cf. también 222. 610 Cf. PC 218-19, 221. 611 E. Nícol compara el sentido deJ pensamiento histórico de Hegel con la obra de Leibniz. Este superó el mecanicismo físico al introducir en la materia la energía, que

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