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EL HOMBRE Y LA HISTORIA EN EDUARDO NICOL 105 A la hora de explicar estos factores, E. Nícol insiste, sobre todo, en el tercer punto. Pues, aunque trate brevemente los otros dos, es la relación el factor fundamental. Sin embargo, en el comienzo de esta exposición, es preciso tener en cuenta la dificultad que supone dividir, seccionar, una experiencia psico– lógica marcada y constituida por su intrínseca unidad. Ya en las palabras anteriores, el mismo E. Nícol señalaba que sólo era posible hacer esa sepa– ración o división mediante una abstracción mental. La unidad que llena e invade toda situación vital es consecuencia de ser una experiencia psicológica, no general, sino personal, y, por tanto, «es siempre actual y concreta, la de un sujeto determinado, aquí y ahora» 298, E. Nícol recurre, para resaltar este punto, al significado etimológico de «protagonista» y escribe: «La situación tiene siempre y depende siempre de un prot-agonista, y está agoné o agonía, esta lucha es exactamente lo que constituye la vida del sujeto que está en situación» 299, Personalizada y concretizada así la situación vital, no tiene sentido hablar de abstracciones, sino de un sujeto que es protagonista de la situación vital, viviéndola, durándola... 1) A la hora de hablar del sujeto o agente de la situación vital, sería suficiente recordar cuanto se ha dicho hasta el momento sobre el sujeto psíquico. Sin él no cabría experiencia alguna. E. Nícol no insiste mucho en este primer apartado. Recuerda sólo estos dos puntos: a) La vida unitaria e integral .del sujeto psíquico. Tal unidad e inte– gración aparece primeramente en cada experiencia, cuyos elementos se hallan íntimamente articulados. b) Pero, teniendo en cuenta las indicaciones sobre las tres dimensiones de la temporalidad, el sujeto estaría también plenamente en el presente, que contiene el pasado junto con la proyección hacia el futuro. De alguna ma– nera, toda la vida estaría, íntegra, en cada experiencia 300 • Esta indicación revela tanto una concepción de la realidad como el ca– mino de conocimiento que habrá de seguirse en el estudio de la misma. La realidad es concebida como un conjunto complejo, cuyos elementos no pue– de aislarse so pena de hacerlos perder su significado. No es aceptable, por tanto, una concepción atomista de la realidad psicológica o una reducción de la misma a meros resultados mecánicos de las funciones puras psíquicas. Tanto en un caso como en otro la realidad psíquica pierde el calificativo de «humana». El conocimiento de esa realidad, consiguientemente, no puede hacerse mediante desgloses, abstracciones, análisis u otras funciones intelectivas seme- 298 PSV 35. Cf. también VH 191. 299 PSV 93. Cf. CRS 81. 300 PSV 103-4.

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