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102 MANUEL GONZALEZ GARCIA La concurrencia de las dimensiones temporales en el presente no es algo muerto, sino una realidad que se transforma en acción, en donde se dan las experiencias de la opción y la decisión. Aquí se engarza la libertad con la espacialidad y la temporalidad, constituyendo las tres -temporalidad, espa– cialidad, libertad- otros tantos datos ·fundamentales de la existencia 288. Alcanzado este punto, E. Nicol analiza la relación que tienen las facul– tades humanas (inteligencia y voluntad) en el ejercicio concreto de la libertad. Dejando de lado los ejemplos concretos que propone en su explicación, hemos de afirmar, en primer lugar, que trata de conseguir una integración de las facultades con los instintos. El punto concreto en que inteligencia, voluntad e instintos coinciden es la «decisión», el momento en que optamos entre los posibles: «La deci– sión es un acto fundamental de la existencia humana, por el cual ésta se hace a sí misma y se cualifica como libre» 289. Hay movimientos reflejos (a los que no llamamos «actos») y que cali– ficamos de irracionales al no ejercer la razón influjo alguno en ellos. El .acto, por el contrario, nace de una decisión en la que interviene la razón. Hay, con todo, que distinguir varias situaciones: 1) La deliberación, en la que interviene la razón. 2) La decisión previa al acto, la resolución para obrar. En este punto E. Nícol, dejando de lado las viejas disquisiciones intelectualistas y volun– taristas, distingue: a) El sentido de los actos: puede ser coherente con nuestro modo de ser sin que. sepamos explicar ahora su procedencia. Es como una respuesta. No parece deliberado, pero tampoco es instintivo. b) Estos actos coherentes con nuestro modo de ser, tienen razón inme– diata y remota al mismo tiempo. «Es todo nuestro pasado, contenido en el presente, lo que hace posible aquella respuesta, y lo que explica su cohe– rencia con nuestra conducta general, a pesar de no haber sido meditada previamente» 290. c) Los componentes psicológicos de la deliberación: nuestra vida psico– lógica va madurando. La deliberación acumulada nos lleva a una cierta espontaneidad o iniciativa ·que no es gratuita ni impulsiva. Lo cierto es que nuestra vida psicológica no es esquemática. Instintos e inteligencia se interfieren y subliman; no hay facultades puras; «es difícil decir si en el concreto de la existencia humana podemos encontrar un acto 288 No está de más indicar, que en el caso de la libertad -como en el de la espacialidad y la temporalidad-, no vivimos esas dimensiones en abstracto. Las descu– brimos en la e~riencia. En el caso concreto de la libertad, «lo que hay es una expe– riencia de opción y de decisión. A esta experiencia la llamamos libre y en verdad no podemos llamarla de otro modo, si ella consiste efectivamente en una opción... » (PSV 81). 289 PSV 83: Cf. VH 90. 290 PSV 85.
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