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100 MANUEL GONZALEZ GARCIA del futuro es ya acción, y esta expectativa es un componente perma– nente, esencial, de la vida humana» 279_ Ahora bien, si la acción -esa experiencia particular de intenciona– lidad- es la que temporaliza nuestra existencia y en ella, actual y pt:esente, se articulan el pasado y el futuro (las tres determinaciones fundamentales de la temporalidad), será necesario precisar mejor el sentido de dicha acción. E. Nícol, en este punto, distingue varios niveles en nuestro modo de vivir la temporalidad del presente. Hay un primer nivel en el que simplemente estamos, sin operar. Con– cretamente pone los ejemplos de descansar, escuchar la radio, limitarnos a ver, etc. La acción humana, con todo, no consiste sólo en estar. Esto es sólo manifestación de la continuidad de la vida corporal y la psíquica. La acción verdadera es discontinua: lleva consigo el descubrimiento del sentido que tiene la misma para quien la realiza y, por ser constitutivamente transitoria y no coincidir con los límites de la vida, supone en el actor de la acción unos motivos y unos fines. Precisamente esto último nos viene a manifestar la discontinuidad de la acción y su inicio en momentos y etapas posteriores al simple comienzo de la vida corporal y psíquica 280. A los distintos niveles de la acción, les corresponden distintos grados de conciencia en el paso al futuro. Hay una conciencia general del paso al futuro por el simple hecho de existir, aunque no se esté realizando acción alguna. Tal conciencia vendría a responder al primer nivel que hemos seña– lado antes: el estar 281_ Esta conciencia general de paso al futuro puede agudizarse o mante– nerse a niveles elementales. Así, podemos vivir más ligados a los fenómenos atmosféricos (día, noche, etc.), estar más perturbados por los acontecimien– tos, experimentar una prisa agobiadora en momentos de espera, etc. 282 . En los momentos activos de nuestra existencia, experimentamos más agudamente ese paso al futuro, especialmente cuando nos aproximamos al fin de la acción. Pero ha de quedar claro que en todo contenido de conciencia se opera en términos de calidad y no se trata de medidas homogéneas de tiempo, aun– que éstas también puedan estar presentes en nuestra conciencia. En el presente aparece el futuro con el doble aspecto de necesidad y de indeterminación. 279 VH 198-99. El subrayado es nuestro. 280 Cf. PSV 73-74. 281 «Nuestro modo de existir es temporal. La existencia es la conciencia del paso al futuro. Este paso al futuro lo damos siempre, por el simple hecho de existir, y sin que nuestra existencia actual esté constituida propiamente por una acción» (PSV 74). 282 Cf. PSV 74-75.

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