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156 DR. J. M. NUÑEZ PONTE estimación. Como prueba de ello, tenemos la instancia con que son atraídos por nuestras hermanas del Sur, principal– mente por la Argentina, Brasil y Chile, que comprenden bien que es la única inmigración que se nacionaliza, en tanto que los italianos, alemanes, franceses e ingleses, con raras excep– ciones, quedan siempre considerándose como extranjeros ... " El estudio sicológico de nuestro carácter, de nuestras cos– tumbres y tendencias, de nuestros hombres, le hizo compren– der la necesidad de un comportamiento sui generis en la rue– da social y cívica, para poder salvar el concepto moral y man– tener vivo el privilegio de un prestigio calificado y afable. De este modo ejerció una influencia de caridad positiva frente a tanto menesteroso espiritual, caridad de ejemplo, caridad de doctrina, que diría Lacordaire, la más valiosa y apremiante para la indigencia manifiesta de nuestras esferas. La fogosidad venezolana entiende poco de orden, de dis– ciplina, de sumisión necesaria a la ley, a la autoridad; no sa– be establecer la lógica diferencia entre las personas y el se– llo de que están investidas; y prefiere a las veces los azares y aventuras de la guerra a la calma y triunfos prometedores de la paz. Urge, pues, adoctrinar a nuestras generaciones sobre la obligación de conciencia respecto de la ley; infundirles el ins– tinto de la paz, que garantiza, estimula y fecunda el trabajo, y es origen de todos los bienes públicos y privados; el amor a las instituciones, la serenidad política, el respeto a las au– toridades, como fuente y expresión de decoro nacional; el ho– rror al derramamiento de sangre, al desenfreno de las pasio– nes y odios fratricidas, para contrarrestar las revueltas intes– tinas, esos signós de incultura y de primitivismo, principio de todos los desvaríos, de todos los malestares y de todas las ruinas, rémoras para el logro de la prosperidad y grandeza

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