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138 DR. J. M. NUÑEZ PONTE vida vegetal en sus primeros elementos, derivados de la ma·• teria mineral terrestre existente, los cuales probablemente no estaban constituídos al principio sino por un reducido número de tipos muy sencillos, de los cuales se fueron des– arrollando, en el curso de largos siglos, las otras especies, cada vez más perfectas y de estructura más complicada. "Dijo asimismo: Produzca la tierra yerba verde y que dé simiente y plantas fructíferas que den fruto conforme a su especie, y contengan en sí mismas su simiente sobre la tie– rra. Y así se hizo. "En seguida creó Dios la vida animal. Su cuna fué el fondo del océano. En él aparecerían algunas formas semen– tales, de las cuales habrían de derivarse en una evolución no interrumpida, las especies zoológicas actuales, con todos sus representantes, hasta los grandes mamíferos acuáticos hoy en vía de desaparecer. "Pero el océano no sólo produjo sus habitantes natura-– les designados con el nombre general de peces, sino que se desarrollaron también las aves originalmente en su seno, lo::; cuales vinieron en seguida a poblar la atmósfera, pues está demostrado científicamente que los peces y las aves apare– cieron en la misma época en la superficie de la tierra. "Dijo también Dios: Produzcan las aguas reptiles ani– mados que vivan en el agua y aves que vuelen sobre la tierra, debajo del firmamento del cielo. "Después creó Dios los primeros animales de la tierra. Aparecieron, según parece probable, como en el mar, algu– nos tipos de muy simple estructura y de ellos se fueron de– rivando los otros por las transformaciones debidas al medio en que se encontraban; por la necesidad funcional que pro– ducía los órganos adecuados; por el hábito que fortifica los

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