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DR. JOSE GREGORIO IIERNANDEZ 131 la inteligencia humana" 1 Porque para el Aguila de la Es– cuela "la inteligencia es una vida, lo que hay de más per– fecto en la vida"; la inteligencia es en ias criaturas la señal más elevada del sér, de la vida y del poder, comoquiera b que somos, aquello de que somos capaces, todo lo que al– canzamos, lo somos, lo podemos y lo logramos por ella. Si se reflexiona sobre este desenvolvimiento espiritual que se vislumbra en el universo, fácil es colegir la gratitud que una vez más deberán las inteligencias al cristianismo salvador. Como las juventudes no se muestren rehacías a la luz, readquirirán vigor y confianza en sí propias, irán a b vanguardia del renacimiento; a la manera que Santo Tomé:s asimiló para la filosofía cristiana el antiguo acervo aristoté– lico, ellas extraerán todo cv.anto palpita de vida en las co– rrientes modernas, y con la antorcha del tomismo, desharán las nebulosas, despejarán los problemas morales y sociales en que la humanidad se agita, y penetrarán de lleno en el orden perfecto de la sabiduría. En 1905 suscitóse en nuestros círculos científicos, iniciada por el ilustre Secretario Perpetuo de le:: Academia de Medi– cina, doctor Luis Razetti, una resonante discusión sobre lo Padre Guillermo Pouget, ciego en lo material, mas con el alma abierta a todas las luces del saber y de la santidad. Alguien entonces dijo era la conjunción de dos astros. De ambos lados ideas van e ideas vienen, alternan argumentos, réplicas y aclaraciones, pero ni un momento se turba ni menos aún se rompe la armonía de las inteligencias y de las voluntades. Y entre tanto, es patente, intenso, consolador, el entusiasmo -de las numerosas personas presenciales de aquella escena solemnísima, de la cual son broche áureo, de una parte este adiós rebosante de jú– bilo y fervor de Bergson: "Ah, Padre, cómo agradecerle el haber ve– nido, cómo decirle hasta qué punto me ha iluminado 1 Su palabra nm transporta muy alto··, y de la otra, más luego, desde su lecho, el Padre dice a Chévalier: ~"Acertada y oportuna ha sido mi visita. Oye, Berg.3on no es sólo un hombre que piensa, es un hombre de bien''_