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128 DR. J. M. NUÑEZ PONTE también en la filosofía racional, atenerse a la disciplina, a las lecciones y principios del doctor Angélico, los cuales son doctrina preferida de la Iglesia (17). Pío XI, en su encíclica Studiorum Ducem, de 29 de junio del año 1923, relativa al VI centenario de Santo Tomás, promueve un concierto uná– nime de amor y alabanza para este Maestro de sabios, como benefactor incomparable de la inteligencia humana, y le san– ciona con toda solemnidad el título glorioso de Doctor Común de la Iglesia, con que la vieja tradición le había ya distin– guido. "Lo que Santo Tomás asentó acerca del alcance y del valor de la inteligencia humana, es decisivo", ha dicho Pío XI. El amadísimo Papa reinante, Pío XII, el máximo per– sonaje actual del mundo en todos respectos, no ya por lucir su trono en la más erguida cumbre del honor, de donde punt:::i alguno del horizonte de la cultura pueda esconderse al ojo de su inteligencia, sino porque a fuer de su universal pater– nidad, su corazón inmenso presta asilo a los menesteres y clamores de las almas, de las familias, de las sociedades; porque filósofo, moralista, maestro y padre de veras, sabe atemperarse a los sicológicos alcances y posiciones de cuan– tos grupos o individuos le visitan, quienes no en vano a él acuden y admirados hallan en sus mensajes y discursos la palabra alentadora, satisfactoria, la provechosa lección de paz, de consuelo para sí mismos, para los hogares, para b comunidad, y aun para la dirección de los Estados en sus vinculaciones recíprocas, pues según la enseñanza tomista, sólo con la ley del amor, fundamento de la justicia y la con– cordia, se podrá traer de nuevo y hacer durable el orden internacional. Santo Tomás, en efecto, es el genio máximo y soberano de la filosofía, a quien cupo no sólo conducir la razón, por el más sano y auténtico intelectualismo, hasta la cima de los (17) Canon 1366, parágrafo 2.