BCCCAP00000000000000000000963

DR. .TOSE GREGORIO HBRNANm:z 127 ventud en algún sentido, y mayormente en el que entraña la vida o la muerte para el espíritu. Esta filosofía a que nos referimos, cuya necesidad objetiva proclamamos, no es ni puede ser otra sino la que abreva en las puras inmortales linfas del tomismo: de esa vasta síntesis filosófica por exce– lencia, fuente no seca ni aun mermada, antes abundada y actualísima, poderosa y exuberante de pensamiento y acti– vidad, a cuyas límpidas aguas viene atrayendo la IglesiJ por la voz de sus Pontífices, en el propósito de salvar la humana razón, amenazada de inminente nesgo merced a la turbia corriente intelectual contemporánea, cuando las ciencias experimentales, divorciadas de la filosofía y ocupán– dose sólo con hechos y fenómenos, han dejado de ser real– mente científicas. Es admirable la gradual concepción y videncia de la Iglesia aun dentro el horizonte del simple saber humano, a pro de los fueros y privilegios de la inteligencia, que Ella no ha dejado nunca de custodiar. León XIII pondera como una necesidad el recto uso de la filosofía, y para restaurarla con– vida el mundo estudioso a volver hacia Tomás de Aquino, preconizando sus métodos de conformes con la misma dig– nidad de las ciencias (14). Pío X acusa de temerario al que se aleje del Angel de la Escuela, y prescribe la enseñanza de sus grandes principios y la guarda de sus aforismos y sentencias: principia et pronuntiata maiora (] 5). Benedicto XV ordena que las tesis tomistas sean propuestas como reglos de dirección segura: tutae normae directivae ( 16); y luégo en 1917 tan insigne Papa aumenta su gloria al aprobar y promulgar el Código Canónico, en que se estatuye como ley para la formación de los jóvenes, no sólo en la teología sino (14) Encícl. A Eterni Palris, 4 de, agosto 1879. (15) Motu proprio, 29 de junio 19!4. (16) A la Congr de Sem. y Universid. 25 de febrero 1916

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz