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DR. JOSE GREGORIO HERNANDEZ 117 mirar las creaciones artísticas. que le atraían a la contem– plación de la belleza y le conducían mejor a Dios. Su cora– zón puro, de gran artista, amaba lo bello en todas partes y formas, y dotado de ese agudo sentido estético que sabe re– coger con precisión y finura la nota de espiritualidad con que nos brinda la armonía de la naturaleza y de las cosas, lo descubría dondequiera para rendirle obsequioso vasalla– je: ... tuve el gusto de conocer tan encantadora ciudad corno es la capital española, -dice sencillamente en una carta de 19] 7-, y ver de cerca pasando a mi lado, rozándome con su vestido, a la Reina de España, el verdadero ideal de la belleza femenina, realizado en ella corno nunca lo hubiera creído si no lo hubiese visto" (7). Veamos sus conceptos acerca de la belleza y del arte, del origen y formación de estas ideas: "La contemplación de la belleza produce un vivo sen– timiento de placer, el cual engendra a su vez un juicio es– tético; este juicio estético consiste en la afirmación de una relación entre la belleza y el sentimiento de placer experi– mentado. La repetición de estos actos de contemplación pro– duce por abstracción la idea de la belleza, la cual es el con– cepto ideal que produce y perfecciona el sentimiento estético. "El sentimiento estético es desinteresado, universal y ne– cesario. La belleza despierta en la inteligencia del que la contempla, imprescindiblernente, la admiración junto con el placer y el deseo de que todos puedan conocerla y apre– ciarla. El placer producido reconoce aquí, corno siempre, por causa, el ejercicio de la actividad desarrollado de una :::na– nera poderosa y ordenada. No es la utilidad, ni tampoco el sentimiento estético, sino el esplendor de su forma constitu– tiva. (7) Carta a la señorita Carmelita López de Ceballos, de New York, a 6 de octubre de 1917.

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