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231 cual, solapadamente, le propone los placeres del cuerpo como refrigerios para sobrellevar las melancolías del espíritu. El hombre de bien y discreto no se turba jamás por cualquiera adversidad que le acontezca. Con aire alegre y sereno lo recibe todo de las manos de Dios; y, dado que en algo se resienta la flaqueza humana, no da jamás de ello muestras exteriores, y así se da a conocer, con buen ejemplo de los que le tratan, que en él predomina la gracia y no la pasión. Así hay que hacerlo. Acos– tumbrarse a conservar la dulzura interior y exterior; como que ésta es uno de los frutos del Espíritu Santo, y un medio, no sólo útil, sino necesario para conseguir la perfección. En la práctica guardémonos de desear jamás cosa alguna con pasión; procuremos ser indi– ferentes y sometidos ·en todo al querer de Dios, sin afición particular a cosa alguna, y gozaremos de una tranquilísima paz. EXAMEN PRAiCTICO Sobre las otras dos virtudes cardinales, justicia y templanza. La justicia es una virtud que pide se dé a Dios lo que a Dios debemos, y al hombre lo que se debe al hombre. Examínate, por tanto, lo primero en orden a Dios, cómo empleas las fuerzas que El te ha dado y si las tienes ociosas. Si de ellas te vales para gloria suya o, acaso, en su ofensa... Si das su debido tiempo a las cosas espirituales o si lo quitas por darlo a las tem-

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