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mente necesaria para agradar a Dios. De donde resulta que tantas hermosas virtudes practicadas por los paga· nos, según dice la historia, como el amor de la castidad, la constancia en la adversidad, el desprecio de las riquezas y otras semejantes, de nada les sirvieron, porque no las referían al verdadero Dios a quien no conocían, estando privados de la fe católica. Examínate, por tanto, si das gracias a Dios por este beneficio tan grande que te comunicó en el Bautismo ... Si verdadera– mente crees todo aquello que es de fe; sin la menor duda, por mínima que sea... Si practicas los actos de fe, como estás obligado, singularmente al decir el Credo, en la oración, al recibir los Sacramentos... En los sermones y lección -de Sagrada Escritura, con actos de estima y aprecio a la palabra de Dios... Si sacas fruto de esto que crees, regulando tus obras con las máximas de la fe y no con las del mundo... Si estarías dispuesto, con la ayuda de Dios, a dar la vida por mantener la fe... Si tienes respeto a los sagrados Con· cilios y Bulas de los Pontífices •. Si aborreces los libros y doctrinas de los herejes,.. Si ruegas por la propagación de la santa fe, por la conversión de los infieles y extirpación de las herejías... La esperanza es un don de Dios y una virtud infusa; por la cual nosotros esperamos firmemente conseguir en la otra vida la eterna bienaventuranza, y en ésta todos tos socorros necesarios para conseguirla. Esta se funda en la bondad y poder infinito de Dios, quien puede y quiere darnos todo bien; y en lo que ha pro– metido, no puede faltar su palabra, y es necesaria para la santificación del alma. Examínate, por tanto, si le

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