BCCCAP00000000000000000000946

205 PUNTO Il Considera muerto a tu Señor Jesucristo, y muerto para matar en ti el hombre viejo: esto es, el hombre carnal y mundano, aficionado a la vanidad, y todo atento a fomentar la concupiscencia. Este es el fin de su muerte. ¿Y este fin se halla en ti cumplido? Este hombre viejo está en mí todavía muy vivo. Si Dios no me sostiene con una particular gracia suya, yo me hallaré, después de estos días de retiro, tan misera• ble como era antes de practicarlos. Conviene que Vos hagáis, Dios mío, un milagro para hacerme morir enteramente a mí mismo. Yo estoy crucificado por los tres votos que tengo hechos; pero no estoy muerto, porque siento dentro de mf las pasiones todavía inso• lentes y altaneras; siento dentro de mí la soberbia, la ira, la envidia, la gula, la pereza y otros tantos matos hábitos, más vigorosos que nunca. Debería vivir como un hombre que está muerto, de quien ya no hay me• moria y que ya no tiene nada que hacer con el mundo. Pero a tanto, solamente Vos, oh Señor, podéis llevarme. Hacedlo, pues, Salvador mío; haced que muera en mí este mi amor propio, para que sólo viva en mí vuestro amor. Haced que yo muera con Vos, por Vos y como Vos. MAXIMA Sobre el obrar con lo :interior. Esto es lo que distingue a un Religioso de otro. Lo exterior, es todo común, pues todos hacemos una misma

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz