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tender reinar con Vos en la Gloria, si para mí tomo las rosas, y a Vos os dejo las espinas? Cóbrales amor a aquellas espinas que forman la corona de tu Dios: atiende a mortificar tus pasiones y tus sentidos; y acuérdate que cuando vendrá este Rey a juzgarte, desearás aquellos padecimientos que ahora tanto aborreces, y aborrecerás aquellas delicadezas que ahora tanto buscas. Es imposible gozar una corona de rosas en este y en el otro mundo: si ahora quieres las rosas, entonces tendrás las espinas. Disponte ahora a sufrir las espinas, que será breve la pena, siendo breve la vida, y gozarás las rosas por una feliz eter– nidad en el Paraíso. MEDITACION III Sobrie Jesús crucificado. PUNTO l Habiendo llegado Jesucristo con ta cruz a cuestas a la cima del monte Calvario, los judíos le despojaron de sus vestiduras, y se tas arrancaron del cuerpo, pegadas como estaban a las llagas; después le extienden sobre 1a crnz, le estiran los miembros, le dislocan los huesos, y a fuerza de martilladas le traspasan las manos y los pies con crueles clavos; y así enclavado le levantan en el aire en medio de dos ladrones, ofreciéndose Jesús en tanto al Eterno Padre, con aquellos vivos senti– mientos.que sólo podía y sabía formar su amornsísimo
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