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MAXIMA Sobre hacer todo el bien posible. No solamente nos ha llamado Dios a la Religión, para que lleguemos a salvarnos por una dichosa eter– nidad en el Paraíso; sino también para que multipii· cando nuestros méritos con abundante copia de buenas obras, acrecentemos nuestra gloria en el cielo. Por esto el Salvador nos compara en su Evangelio al horrbre de negocios, y manda que neg·ociemos. Nego– ciad hasta mi vuelta, nos dice por san Lucas (1). Pondérese la primera de estas palabras: Negociad. El tráfico nuestro es como un intercambio entre este mundo y el otro; y por toda obra virtuosa, aunque mo– mentánea, que hacemos, ganamos siempre nuevos gra– dos de eterna bienaventuranza; y es nuestra ganancia incomparablemente mayor que si adquiriésemos toda la ciencia de Salomón, toda la gloria y poder de la tierra. Así lo enseña la fe. Pondérese la otra palabra: Hasta mí vuelta, lo cual significa no haber otro tiempo de granjear méritos para la eternidad, sino el de la vida presente, que es incierto y breve, y se puede acabar cualquier día cuando menos se piensa. Ahora los tes oros del Paraíso están abiertos, y tene– mos plena libertad de apoderarnos de cuanta gloria quisiéremos; pero acabado el curso de nuestra vida, no estará en nuestra mano avanzar un paso más en cosa alguna. (1) N egotiauúni, dmn ·z;enio. (Luc., 19-13.)

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