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195 rar y enderezar todos nuestros pensamientos y afectos a nuestro último fin, que es Dios nuestro Señor... Es– forzarse en apartar de nosotros todas las cosas, que como inútiles y perniciosas, nos impiden y apartan del camino de la salud; y elegir solamente aquellas que son útiles y necesat·ias; como son las virtudes ense– ñadas a nosotros por el Hijo de Dios: y sobre todo nuestros votos, por EI inspirados, y libremente abra– zados por nosotros ... Huir el ocio con algún honesto ejercicio; pero jamás engolfarse tanto en el trabajo, que por él s.e pierda el espíritu de la santa oración y devoción.,. Mientras se trabaja manualmente, o hablar de Dios con voz humilde y baja, o tener silencio, en– treteniéndose en alguna espiritual devoción ... No per– der el tiempo en vanas e inútiles palabras, acordándose que de todo el tiempo, por Dios concedido, empleado en cosas de poca o ninguna utilidad, seremos sutilmente examinados sobre su empleo. VI.--No tener libros sino pobremente encuader- , nados y sin curiosidad. Mirar a que en todas las cosas de nuestro uso resplandezca la altísima pobreza y ser amador de la simplicidad, de tal suerte, que todo en nosotros predique humildad, pobreza y desprecio del mundo ... Amarse cordialmente, y sobrellevarse los defectos el uno del otro•.. Hacer violencia a las pro– pias pasiones, e inclinaciones viciosas; porque sólo aquellos arrebatan el reino de los cielos, que saben negarse a sí propios... No procurar con ansia y solici– tud las cosas de este mundo; sino dejarse en brazos de la infinita bondad y providencia de Dios... No buscar ni aceptar más de lo que necesitamos, teniendo pre-

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