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DIA OCTAVO MEDITACION PRIMERA Sobre la flagelación de Jesucristo. PUNTO I Considera a Jesucristo despojado de sus vestiduras, con infinita vergüenza, Jig¡¡do a la columna, y cruel– mente azotado con cadenas, varas, cordeles con puntas de hierro, De la cabeza a los pies está hecho una llaga, la piel lacerada, el cuerpo desollado. y la carne des– pedazada, con heridas sobre heridas y en descubierto todos los huesos, corre la sangre de todas partes hasta bañar la tierra. Y siendo su Cuerpo formado milagrosa– mente por el Espíritu Santo, de la más pura sangre de Marra Santísima, fabricado de una tlernísima carne, y de complexión sumamente delicada, por esto sentía más, por decirlo así, un levísimo alfilerazo, que cual– quiera de nosotros ser atravesado poi' una espada; y estando aquellos verdugos contra _El tan rabiosamente enfurecidos, que en la crueldad y en la fuerza parecían más bien demonios, que seres humanos, como de ellos mismos dijo san Lucas en el Evangelio: Esta es vues-

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