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DIA SEXTO MEDITACION PRIMERA Sobre la vida privada de Jesucristo. PUNTO I Habiendo venido Jesucristo del cielo a la tierra para trabajar en la conversión del mundo, vivió una vida obscura y desconocida, por espacio de treinta años, en el talle.r de un pobre carpintero. ¿Por qué causa deja pasar tanto tiempo, sin obrar cosa alguna de resonancia, pudiendo ejercitar en cosas grandes sus maravillosos talentos? ¡Oh, cuán sublimes son sus misterios a quien los penetra! Parecía que Jesucristo nada obraba en aquella su vida escondida; y con todo, hacía lo más grande y más admirable que se puede hacer jamás, cumpliendo siempre la voluntad de su Eterno Padre. Cuando se trataba de esta voluntad, ya no pensaba en otra cosa; sólo por ella había venido al mundo, sólo en ejecutarla insistía heroicamente, Yo me he de emplear en las cosas que miran al servicio de mí Padre (1). ¡Gran lección para ti! (I) Jn, hfr quae Patris mei simt, oportet ine esse, (Luc., 2-49.)