BCCCAP00000000000000000000937
voz, y Mari Cruz le decía: "Dinos quién eres, que si no, nos iremos a casa". Y estaba un momento esa voz, y en lo que estaba la voz se ponía muy oscuro y no veíamos a la Virgen; y después venía la Virgen y se ponía muy claro. Y nos dijo Ella: "No os asustéis", y nos habló un momento... Y esa noche fue la primera en que nos besó, y nos fue besando una por una, y después se marchó". La extrañísima voz no se dejó oír sólo aquel día. Subió entonces por primera vez a Garabandal una persona que había de convertirse bien pronto en uno de los mejores testigos de aquellos sucesos: Dña. María Herrero, de Gallardo. En compañía de una hermana suya llegó al pueblo el 17 de agosto, a las dos de la tarde. No mucho después ya pudo contemplar en éxtasis a dos de las niñas, Jacinta y· loli: "Las dos pequeñas, inundadas de felicidad, apre– tándose la una contra la otra, empezaron a recorrer el pueblo... Y fue entonces cuando yo escuché por pri– mera vez ese reír de Loli en éxtasis, que tanto me ha conmovido siempre; era un reír de gloría, pleno de dicha; pero al mismo tiempo nada ruidoso, sosegado, místico. No tenía aire de este mundo, ni de cosas festi– vas de la tierra: estaba como penetrado. de una vibra– ción celestial. "Las dos muchachas escuchaban atentamente, v respondían a su visión, con un hablar lleno de misteri(;, apenas perceptible ... Corríamos detrús de ellas, cuando 68
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz