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dujo en Garabandal durante las semanas de aquel agosto y septiembre de 1961. Rezos, peticiones, confi– dencias, mensajes, esperas gozosas o. angustiadas... , y respuestas, señales, avisos, enseñanzas... Esa intercomunicación de abajo-arriba y de arriba– abajo fue en ocasiones verdaderamente llamativa. Por ejemplo, el día 16 de agosto. Las niñas, en éxtasis, tuvieron un innegable encuentro con el P. Luis Mª Andreu, fallecido una semana antes. Así lo testimonia Conchita en su Diario: "Se nos apareció la Virgen muy sonriente y nos dijo a las cua– tro: "Vendrá ahora el P. Luis y os hablará". Y al poco rato vino; y nos llamó una por una. Pern nosotras no le veíamos, nada más que le oíamos su voz. Era exacta– mente igual que cuando hablaba en la tierra. "Y cuando ya habló un rato, dándonos consejos..., nos dijo también unas cosas para su hermano el P. Ramón. Y nos enseñaba palabras en francés, y a rezar en grigeo (el avemaría)..., y también palabras en ale– mán y en inglés... " Del P. Ramón I\-P Andreu tenemos más amplio relato; y es bien de fiar tal relato, puesto que él ei;tuyo presente, y muy "pegado" a las videntes durante el largo éxtasis. Fue precisamente en la iglesia, y el Padre tiró pronto de agenda o cuadernillo para ir anotando lo que lograba entender del misterioso diálogo: 66

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