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Quinto domingo de Cuaresma «Cristo. en los días de su vida mortal, con gritos y con lágrimas ... » (Hb. 5, 7). EL PLANETA REBELDE Parece el título de una película de ciencia ficción, pero, claro, se refiere a nuestro planeta azul ... Porque la rebeldía es el pan nuestro de cada día. Nos ha tocado vivir tiempos contestatarios, lo cual es bueno hasta cierto punto. Es como la primavera que revienta en savia nueva y en flores de todos los colores en los mil rincones del globo. Pero cuando las flores son .. muchas y tempranas, tienen el peligro de no dar el fruto es– perado. Lo cierto es que nos ha tocado vivir tiempos de rebeldía juvenil. El problema existe a nivel familiar, nacional e internacional. Pero la raíz está clavada en cada alma juvenil. Digamos que es algo congé– nito a todo joven que quiere definir su personalidad en el mundo, ser él y hacerse notar. Eso ha sucedido siempre. Ahora se ha agu– dizado más porque la prisa nos ha invadido hasta en ese terreno. El miedo que tienen los jóvenes es no forjar suficientemente su personalidad. Les da grima, por no decir lo que ellos dicen, que los mayores les frenen la carrera triunfal de su yo. A todos los jóvenes quisiera presentarles como modelo a un hom– bre que murió joven y dejó una impronta en el mundo como nadie, Jesucristo. Y nadie fue más obediente que El. Si la obediencia achatase la personalidad, Cristo tendría que ser un anodino, porque entró en el mundo diciendo aquella palabra que ei vidente antiguo profetizó y recuerda la carta a los Hebreos: «He aquí que llego para hacer tu voluntad.» Obedeció en Nazaret, donde estaba «sujeto a ellos»: María y José. Le dijo a Juan el Bautista: «Menester es que cumplamos toda jus– ticia.» Y a los discípulos: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió.» Y al concluir esa obra, en el cenáculo, pudo decir entre 40
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